martes, 13 de septiembre de 2011

La auténtica ruina griega

En los últimos días la economía europea ha temblado al vaivén de los vientos de insolvencia en la cuna de la civilización occidental. La economía helena presenta síntomas de absoluta bancarrota, merced a, según ellos, despilfarros de gobiernos previos y a un sistema social con exceso de pillería de nuestros primos mediterráneos. Y las ayudas europeas no parecen haber servido para mucho, ni las protestas de los pobres griegos.

Protestas totalmente razonadas y fundadas, porque poca gente de fuera del país sabe cuál es la auténtica razón de tanta ruina. No ha sido la pillería griega, no ha sido la irresponsabilidad de antiguos gobernantes, sino un único hombre que sigue eludiendo su responsabilidad. Nuestro contacto Doménikos Theotokópoulos nos ha revelado que la culpa es ni más ni menos que un "músico", un antiguo compañero del conocido Vangelis: Demis Roussos.

Tiki, tiki, tiiiki,...

Las obras de este hombre, que a pesar de ser egipcio se afincó en Grecia y produjo allí la mayor parte de sus creaciones, han provocado tantos traumas en la población mundial que un famoso buffette de abogados de Kazajstan decidió presentar una demanda colectiva contra el cantante, auspiciada por varios millones de personas que aún permanecen en estado catatónico tras escuchar alguna de las canciones del obeso barbudo. Como Roussos negó tener suficiente dinero como para hacer frente a la cantidad pedida (todo en cuentas suizas, nos ha asegurado Doménikos), se le hizo al estado griego responsable civil subsidiario, causando la bancarrota de su economía. Todos los griegos y griegas están hasta las narices de que un gordo barbudo y que usa ese tipo de túnicas les haya hipotecado la vida a ellos y a sus descendientes. Si ya lo decía Alaska: "Alguien que caga esos truños no podía ser trigo limpio".

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