Todos estamos padeciendo esta crisis en nuestras carnes. Todos buscamos desesperadamente culpables a los que hostiar, porque se lo merecen los muy cerdos. Todos denodadamente queremos saber qué pasó para que esto fuera así. Muchas teorías se han establecido, muchos consejos se han dado, muchas soluciones se han propuesto... pero la pura verdad está a punto de ser revelada, como siempre, por Frikyleaks.
Nuestro amigo Antonio, botones de un lujoso hotel de Calatayud, fue el que presenció el auténtico origen, el hecho que llevó a esta situación. "Teníamos un par de invitados ilustres, unos tíos viejos a los que yo no conocía, pero que hablaban un español mu salao mientras subían conmigo en el ascensor. Discutían de hipotecas basuras, de macroeconomía global, de tasas inflacionistas y no sé qué otras cosas. Uno de pelo blanco defendía desaforadamente que no había forma de que esto fallara, mientras que el otro, calvete y con cara de sapo, le decía que esto lo hundíamos cuando nos diera la gana.".
El relato de Antonio es estremecedor: "El calvete le dijo, 'Te apuesto un dólar a que esto se hunde en ná, cohones!', 'Quiá! Acepto, malaje!' respondió el del pelo blanco mientras salían del ascensor y les seguía con sus maletas. Años después sus rostros se hicieron populares en la tele; el señor Greenspan y el señor Trichet... si es que se puede llamar señores a esos tremendos hijos de la gran..." y aquí se cortó la llamada.
Frikyleaks tiene la obligación de denunciar esta conspiración mundial generada por una apuesta de un par de señores con aficiones de chiquillos. De hecho lo hemos confirmado directamente con el señor Greenspan, que en intervalos de lucidez de su demencia senil se partía el churro diciendo: "Sí, es verdad. Y lo mejor es que yo me jubilé y Juan Claudio está ahí comiéndose el marrón, el muy capullo.".
Por último, queremos expresar nuestra preocupación por la ausencia de nuestro confidente Antonio. Lo tenga quien lo tenga, que nos lo devuelva sano y salvo, que aún nos tiene que devolver el taladro Black&Decker.
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