Parecían llevar un tiempo tranquilitos, pero estos señores que se supone que gestionan derechos de autor vuelven por sus fueros. El desencadenante ha sido el fallecimiento de uno de los personajes más queridos de nuestra cultura, tal y como informó El Mundo Today hace unos días: el último mono nos ha dejado.
La desaparición de tan insigne personaje, que tanto ha calado en nuestra cultura (¿quién no se ha autodeminado alguna vez "el último mono" ante una pregunta de algún desconcertado individuo?), ha sido acogida por la SGAE con un frotar de manos propio de un prestamista sefardita o de Emilio Botín. Nuestros infiltrados en la SGAE nos han informado de que preparan recoger derechos de autor para todos aquellos que empiecen a usurpar la personalidad de tan insigne personaje.
Aunque la pregunta de "¿A quién van destinados los fondos recaudados?" no se hace esperar, los abogados de la SGAE ya tienen clara la respuesta: "Al último mono de la SGAE, que como entonces aumentará de poderío económico y dejará de ser el último mono, deberá pasárselo al nuevo último mono, y así el dinero circulará hasta el infinito por nuestras venas, buhahahahahaaa!". A todo esto, el heredero natural de esos derechos no ha dicho nada sobre el diabólico plan y sigue dándole al anís... del mono, claro.
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